Por María Cecilia
Mendoza Ferrero
Hace algunos años comencé a hacer
investigación genealógica. Tarea difícil en mi familia ya que sólo pude conocer
a uno de mis cuatro abuelos (Luis Mendoza), y además, con el tiempo y las
referencias de mis padres y tíos, supe de pasados de pobreza, mudanzas
precipitadas, familias rotas y otras situaciones de las que siempre había sido
mejor no hablar.
Apellidos vascos, italianos e
irlandeses quedaban en la memoria, junto con algunos mitos de grandeza
incomprobables. Conocedora de historia
argentina, supuse un pasado de inmigración típica, la de las grandes oleadas de
fines del siglo XIX y principios del XX. Comencé a investigar y comprobé que
esto era así para mi línea paterna. La sorpresa provino del linaje de mi madre,
Cecilia Ferrero St. John. A medida que encontraba documentos oficiales, corría
más el tiempo hacia atrás, en especial para la línea de origen irlandés: los
St. John, los Cusack y los Kearny.
Hacer genealogía en tiempos de
Internet es como tener un cofre lleno de tesoros a nuestra disposición. Los
únicos obstáculos que se presentan son la impaciencia y la falta de método.
Gracias a www.familysearch.org[1] a un
buen programa de gestión de árboles genealógicos y a la incontable cantidad de
webs y blogs dedicados a la diáspora irlandesa, pude llegar a algunas certezas
y plantear nuevos interrogantes sobre mi origen.
La solidaridad de las redes
sociales dedicadas a la búsqueda de ancestros fortaleció mi entusiasmo. Hace
pocos meses, me animé a hacer una consulta en la página de Facebook de la
Genealogical Society of Ireland. Pregunté cómo podía tener información sobre la
vida en Irlanda de mi tatarabuelo, Thomas Cusack. De él sabía que había llegado
a Buenos Aires en el buque Vanguard el 23 de julio de 1849 y que había
construido una familia en la Argentina, pero me daba curiosidad saber de qué
condado provenía, qué parientes habían quedado allí y cualquier otra
información de interés que me permitiera saber algo de “nosotros”, allá en el
Eire.
Rápidamente recibí una respuesta de
Mr. Martin Mac Thoirdealbhaigh que volvía a situarme de este lado del
Atlántico: me contó que el Sr. Santiago Boland[2], de
Bahía Blanca, bisnieto de uno de los pasajeros del Vanguard, planteaba el loco
proyecto de detectar a los descendientes de los alrededor de cien pasajeros que
habían sido conducidos hasta aquí por el Capitán William Garwood. Su ancestro,
John Boland, y el mío, Thomas Cusack, habían sido compañeros de travesía.
El contacto por correo
electrónico fue inmediato, cordial y productivo. Del intercambio surgió la
invitación a escribir en TSC la historia de la familia de Thomas Cusack en la
Argentina. Y de lo que sé, es esta:
Mary St. John Cusack en el Roffo,1925
La historia de Thomas Cusack
Thomas nació en algún condado irlandés, aproximadamente en 1832. Como se ha dicho, llegó a Buenos Aires en 1849, finalizando la década que signó a Irlanda con el hambre, la muerte y la diáspora. El 24 de septiembre de 1851 nació la que supongo su primera hija y mi bisabuela, Elizabeth Cusack, fruto de su matrimonio con Ana Kearney (o Corney). Elizabeth, cuyo nombre con el tiempo trasmutará en Elisa o Luisa, fue bautizada en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced por el mismísimo Padre Antonio Fahy, capellán de los irlandeses en Buenos Aires y su líder espiritual y comunitario. Inmensa fue mi emoción cuando supe que desde tan temprano mi familia era “porteña” y que mis ancestros habían sido contemporáneos de los dos máximos referentes de la colectividad hiberno argentina, como lo fueron el Padre Fahy y el Almirante Guillermo Brown.
Me consta por las actas de
bautismo que Thomas y Ana tuvieron cuatro hijos más: el primer varón, Juan
Diego del Sagrado Corazón de Jesús, fue bautizado en 1854, también en Nuestra
Señora de la Merced, a dos cuadras de la Plaza de Mayo. En cambio, su siguiente
hijo, Miguel, nació en Chascomús en 1858. Probablemente los Cusack, como tantos
porteños, huyeran del cólera que había llegado a Buenos Aires. Ya de vuelta en
la ciudad, nacen Tomás, en 1861, también bautizado por el Padre Fahy; y
Margarita, en 1866. Ambos reciben el sacramento del bautismo en la Iglesia San
Pedro González Telmo, emplazada en lo que hoy es el tradicional barrio
turístico y por entonces la periferia de la gran aldea. Sus actas de bautismo
depararon nueva información, ya que el texto era más extenso que los de los
documentos de la década anterior e incluían el dato del domicilio de la familia
Cusack. Así supe que vivieron en la calle Defensa 620. Comencé a investigar en
el catastro con la esperanza de encontrar la casa en pié, ya que se trata de
una zona con protección patrimonial y arquitectónica. Así supe que las alturas
actuales no se correspondían con las del siglo XIX en que las cuadras eran
numeradas de 50 en 50 y no de 100 en 100 como en la actualidad. Gracias a un
ejemplar del “Catastro Beare”[3] que
me facilitó el Archivo Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, localicé el
predio en el que los Cusack vivieron, a unas diez cuadras al sur de la Plaza de
Mayo, en la misma manzana de la Iglesia en la que habían sido bautizados Tomás
y Margarita. También, el Catastro Beare informaba que el conjunto
arquitectónico regenteado por la orden de los betlemitas incluía además del
hermoso templo, el Hospital General de Hombres, la Penitenciaría Nueva y, sobre
la calle Defensa, las “Casas Redituantes”, viviendas que se alquilaban con el
fin de obtener un ingreso que permitiera contribuir con los gastos de tanto
servicio comunitario[4]. Aquí
propongo una hipótesis de cómo los Cusack llegaron a habitar una de esas casas.
Historiadores de la inmigración irlandesa en la Argentina, como Eduardo
Coghlan, Thomas Murray o Hilda Sábato y Juan C. Korol, relatan que el Padre
Fahy se ocupaba de mucho más que del bienestar espiritual de sus feligreses y
compatriotas. Promovía la inmigración de sus familias a estas tierras, los
aconsejaba en sus ahorros, hacía de “Celestina” entre los jóvenes casamenteros,
les buscaba trabajo, educación y vivienda. Quizás, conociendo al joven matrimonio
Cusack y a sus pequeños hijos, haya intercedido ante los betlemitas para
alquilarles una de las casas de la calle Defensa. Vinculo a esto un mito familiar
que deseo corroborar o descartar en una futura investigación. En San Telmo, a
pocas cuadras del lugar en que vivieron los Cusack, se encuentra el Parque
Lezama, hito en el cual habría sido fundada por primera vez la Ciudad de Buenos
Aires en 1536 por Don Pedro de Mendoza. Con el tiempo, ese terreno fue ocupado
por importantes familias, entre ellas la de Carlos Ridgley Horne, quien
construyó en 1846 una fastuosa casa que dio a conocer el lugar como “la quinta
de los ingleses”. En 1857, el predio fue vendido a José Gregorio Lezama, cuyo
nombre recuerda hoy el histórico parque. En la familia de mi madre siempre se
dijo que “un abuelo trabajaba en la casa de los Lezama”. Era frecuente que los
irlandeses que no se habían radicado en el campo ejercieran diversos roles de
servicio doméstico en casas de familias de origen británico de buen pasar
económico. Quizás Thomas haya trabajado con Horne y luego siguiera con los
Lezama.
Corriendo el tiempo, en 1875, la
hija mayor de Thomas Cusack, mi bisabuela Elizabeth, se casó en Navarro,
Provincia de Buenos Aires, con el Irlandés John St. John, con quien tuvo alrededor
de trece hijos. De ellos he podido conocer la composición familiar que tenían
en 1895, gracias a los registros del Censo Nacional de ese año. Dos años
después, en 1897, nació mi abuela, Elena Adelaida St. John. Sus hermanos fueron:
María Luisa (Mere), Anita, Tomás, Santiago, Cecilia (Cece), Ernesto, Inés,
Alicia, Edmundo, Margarita, Rolando Alberto y Beatriz. En mi familia se los
menciona a algunos de ellos por los nombres o diminutivos en inglés.
Mi abuela Elena estudió en el
Colegio Santa Brígida y se casó en la localidad de Navarro con Gabriel Esteban
Ferrero, con el que tuvo ocho hijos y de quien enviudó siendo estos aún
pequeños. Elena viajó con ellos a Buenos Aires para trabajar por primera vez, como
institutriz de niños de familias inglesas. Con la ayuda de sus hermanas más
cercanas, “Mere” y “Cece”, en cuyo honor llevo sus nombres, Elena debió acudir
a las escuelas de la colectividad irlandesa para ubicar como pupilos a sus
hijos. Así, los muchachos Obdulio (el Inglés), Norman y Carlos (Oscar había
muerto de tuberculosis a los doce años), fueron al Fahy Farm, colegio rural que
los Padres Palotinos regenteaban en la localidad de General Rodríguez. Son
memorables en mi familia las anécdotas de escape del colegio de mis tres tíos.
En tanto, las chicas estudiaron en el Keating Institute, con las Sisters
Daughters of Mercy. Hasta su generación se mantuvo el idioma inglés como lengua
familiar.
Volviendo al origen de esta
historia sobre aquel pasajero del Vanguard, no he podido saber la fecha ni el
lugar de la muerte de Thomas Cusack. Sí que enviudó de Ana Kearney y que tal
vez volvió a casarse con una irlandesa, Ana Leary, con quien habría tenido por
lo menos una hija, María Margarita Cusack.
Quedan muchos interrogantes sobre
la familia de Thomas en Buenos Aires, pero sobre todo de su vida en Irlanda. En
el Vanguard, con sus diecisiete años, seguramente habrá conversado con sus
compañeros de viaje - tal vez con John Boland- sobre su juventud, su pueblo,
sus padres, sus hermanos y sobre los motivos de la drástica decisión que los
llevó a la aventura en el lejano Atlántico Sur.
“La irlandesidad al palo”
Seguramente la historia familiar
es un factor determinante en la construcción de la identidad cultural de una
persona. Sin duda mi origen español y sobre todo mi 50% italiano están marcados en mis genes. Sin
embargo, la única herencia “tangible” la he recibido de los lejanos irlandeses:
tomar “un rico té”, las recetas de los scones, shortbread, dumplings y demás delicias
que se transmiten de generación en generación. También recibí la alegría y
diversión del “te-cena”, artilugio que mi abuela Elena sostenía con sus hijos
para disimular las noches en las que no había qué comer y que mi madre mantuvo
con más ingredientes y el mismo amor.
María Luisa St. John Cusack,
pionera de la enfermería argentina
Una de las nietas de Thomas
Cusack, “Mere”, fue enfermera en el Hospital Británico y docente de la primera
promoción de la primera Escuela de “Nurses” del país, la del entonces Instituto
de Medicina Experimental para el Estudio y Tratamiento del Cáncer. Esta escuela
pionera fue creada en 1923 por la esposa del entonces Director del Hospital que
hoy lleva su nombre, Dr. Angel Roffo. Mere trabajó luego en el Hospital Rawson
y murió, sin descendencia, en 1951. Sus restos descansan con sus padres,
Elizabeth Cusack y John St. John, en el Cementerio de Navarro.
[1] Familysearch es un
servicio gratuito de archivos históricos de documentación familiar (actas
eclesiásticas, de registros civiles, censos, etc.), de la Iglesia de Jesucristo
de los Últimos Días.
[2] Leer su artículo en TSC N° 5998 de julio de
2013: “El Vanguard, mito familiar y misterio”.
[3] Es el plano catastral de
la Ciudad de Buenos Aires entre 1860 y 1870, confeccionado por el ingeniero británico
Meter Beare.
[4] Excavaciones en la iglesia
y residencia jesuítica de Nuestra Señora de Belén (actual San Telmo), por Daniel Schávelzon y
Andrés Zarankin.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario