Vivo
en Bahía Blanca desde marzo de 1947 y es lógico que el lector se pregunte cómo
vine a parar a estos pagos tan lejos de las Irish Pampas, ese círculo con centro
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que se extiende, en un radio de 300 km, de
Berisso a Rosario. Lo que ocurre es que no sólo existe una diáspora irlandesa, sino
que también hay una diáspora de la diáspora. Una segunda dispersión que alejó a
los descendientes del afincamiento inicial, principalmente en busca de trabajo,
y los sembró al voleo por la patria. El trazado de los ferrocarriles, en su
mayoría británicos, fue el molde en que se plasmó esta segunda diáspora.
Contradictoriamente, mi familia recaló en el sudoeste bonaerense a través del
único Chemin de Fer que los franceses
construyeron en Argentina, el ferrocarril de Rosario a Puerto Belgrano, el RPB,
en el lenguaje coloquial de sus empleados.
Esta
segunda dispersión, a la que ya había adherido mi abuelo Don Santiago al
ingresar al Ferrocarril Central Argentino, significó la pérdida de la lengua,
de la cultura, de las tradiciones irlandesas por la pérdida de contacto con los
paisanos, por la hibridación con otros grupos de raíces culturales diversas,
por constituirse en minoría en los nuevos lugares de residencia, por el obvio aumento
del índice de matrimonios con miembros de otras colectividades.
En
consecuencia se torna evidente que no soy un Irish puro controlado. Soy de
pedigree abierto o tan sólo un cuarterón, con un bisabuelo y una bisabuela
irlandeses, nativos de Irlanda ambos, los padres de abuelo Santiago. Mi padre un
cincuenta por ciento irlandés, con un abuelo materno vasco nativo y una abuela
materna criolla. Mi madre, en cambio era sí puro pedigree, pero catalana, única
nacida en Argentina de cinco hermanos, los otros cuatro europeos; descendiente
de labriegos establecidos en Mollerusa, Lleida,
desde 1700. Su lengua materna: la llengua, el catalá.
No
obstante mi cincuenta por ciento catalán, mi doce y medio por ciento vasco y
doce por ciento criollo, posiblemente aborigen, la cuota irlandesa, ese 25%, hizo
mella. Tal vez porque mi padre siempre hablaba con añoranza del origen de sus
abuelos, de Irlanda y de la lucha de su pueblo, del Vanguard que trajo al
bisabuelo; o por mi acceso temprano a la lengua inglesa, o mi interés por los
temas genealógicos, o a causa de la suma de esas y otras diversas
circunstancias, fui conformando cierta identificación como heredo irlandés, cierta
imagen objetiva coincidente. Reivindico sí mi condición de argentino típico, de
ser en mí mismo un crisol de razas, un ejemplo vivo de aquello de Facundo
Cabral: “Los argentinos descienden de los barcos…”
La saga de los Boland en Argentina
Y
John Boland, mi bisabuelo, descendió de un barco, con más precisión del ya
mentado Vanguard, un domingo 22 de julio de 1849, cuando Rosas era gobierno. El
17 de febrero del año siguiente, descendía de otro bergantín, el Libra,
Margaret Moran quien poco después se convertiría en su esposa. Pondré el foco
de mi relato en este matrimonio, mis bisabuelos y en su descendencia pero
existe información de varias líneas colaterales que esperan ser investigadas.
Antes de continuar, recordemos que junto con el abuelo John desembarcaron Edward
Boland, su esposa Elizabeth y un hijo de ambos y William Boland. Tres mujeres de apellido Boland, se asume eran hermanas de
los llegados a bordo del Vanguard, han sido rastreadas por los investigadores de la familia a través de las anotaciones en las
páginas en blanco de Biblias familiares o en libros de oraciones. Son ellas
Adelaide o Alice Boland que casó con
John Mc Grath; Margaret Boland, que casó con James Kehoe y Mary, casada con
James Doyle, todas nacidas en Irlanda y con descendencia. No obra en mi poder
constancia de su arribo al país, en qué fecha ni por qué medio llegaron. Su presencia ha sido corroborada en los registros censales de la época, y en algunos casos
hemos contactado a sus descendientes, tal el caso de Santos Macarade, por Mc
Grath, descendiente de Alice o Adelaide Boland.
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John Bourke,
(*circa 1820, +1890), nacido en Irlanda, hijo de William y Kathleen Bourke;
casado con Margaret Moran. Fue uno de los que bajaron del Vanguard
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También
se conoce el arribo de Thomas Boland cuya descendencia vive en la zona de La
Plata. Su bisnieta Elisa Boland asistió a los dos Festiboland. Thomas, nacido
en Thurles, Tipperary, Irlanda podría haber sido hermano o primo de John, en opinión del Dr Coghlan.
En 1852
el abuelo John, ya casado con Margaret Moran, abuela Margaret, hija de James
Moran y Margaret Gahan, residía en la zona rural de Chascomús donde fue censado
en 1869 como granjero. También vivió en Ranchos, en San Vicente, en la estancia
El Espartillar. Sus hijos fueron
Guillermo (*1852- +1895), María
Anastasia (*1854- +1834), que casó con Abelardo Vilgré Lamadrid, Juan (*1856-),
José (*1858), Santiago(*1860-+1937), mi abuelo, que casó con Josefa Galañena;
Margarita, casada con Williams Helps, británico, empleado ferroviario; Eduardo,
también ferroviario y Patricio(*1865). John murió en junio de 1890, en Junín.
No hemos podido encontrar su tumba pero si nos hicimos de una copia del
certificado de defunción, firmado por su hijo Eduardo y como testigo Guillermo
Boland de 60 años, que suponemos es su hermano. Este documento es el que nos
revela los nombres de sus padres: William Boland y Kathleen Burke, nacidos y
muertos en Irlanda.
No se ha podido rastrear el derrotero de todos sus
hijos, pero consignaré la derrota de los
que sí han sido localizados. De Guillermo no tengo datos más allá de las fechas
consignadas. Como suele suceder en las familias irlandesas los nombres se
repiten en cada generación. Tengo datos de otro Guillermo y de sus
descendientes que debiera verificarse si se trata del mismo.
María
Anastasia (*1854- +1834) casó con el Dr. Abelardo Vilgré Lamadrid y pasó a
vivir en La Plata, donde murió. Sus hijos fueron Abelardo Tobías; María Luisa
que murió soltera en 1932; Juan Vilgré-
Lamadrid Boland, nacido en 1881 y fallecido en 1941. Abogado, fue concejal e
intendente de Dolores, Ministro de Gobierno, Director General de Escuelas,
Director del Banco Provincia, todos los cargos en la Provincia de Buenos Aires,
Presidente de la Convención que reformó la Constitución la Provincia en 1934; también
fue legislador, provincial y nacional. Sus
descendientes están radicados en la ciudad de Buenos Aires, en La Plata, San
Fernando y Dolores. Tal vez influidos por la proximidad de la Irish Zone, seguramente
por la devoción por su abuelita, los hijos de Juan Vilgré Lamadrid Boland, mis
primos los mellizos César y Augusto Vilgré Lamadrid Facio, y sus familias conservaron
muchas tradiciones, aún las gastronómicas.
La
otra hija de Margaret Moran y John Boland, Margarita, casada con Williams
Helps, no tuvo descendencia y vivía en 1941. No hemos tenido noticias de su
vida ulterior.
De
los varones, de dos no he encontrado rastros. Uno el ya mentado Guillermo[1],
el otro Patricio. De José sólo sé,
por referencias de mi padre, que era
maestro. Juan, a quien llamaban John,
enviudó joven y dejó a su hijo pequeño, también llamado Juan, al cuidado de su
hermana María Anastasia, y después de su hermano Santiago, mi abuelo. Juan se
crió con mi padre y sus hermanos como un hermano más. Entró a trabajar en el ferrocarril
y murió en el Chaco en los 1940s. A partir de 1999, en oportunidad del primer Festiboland
nos contactamos con sus descendientes Mario, Carmen y Beatriz. Mario, que
falleció hace poco, decía: “Mirá che, nosotros creíamos que éramos los únicos
Boland, y somos peor que las ratas”. John volvió a casarse y dejó descendencia
en Roberts, provincia de Buenos a Aires
y también los hemos localizado y estamos en contacto permanentemente con Stella
Maris, su nieta, desde el Festiboland ‘99. A partir de ese primer encuentro los Boland del Chaco y los de Roberts se encontraron por primera vez.
Santiago Boland (*1860-1937), nacido en
Argentina, hijo de John y Margaret
Moran, casado con Josefa Galañena; mi bisabuelo.
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Santiago y Eduardo
ingresaron al ferrocarril. Eduardo, siendo jefe de estación en General Acha, La
Pampa, murió asesinado por un empleado que lo atacó con una horquilla. El tío,
que portaba un revólver, repelió la agresión y mató a su atacante. Eduardito
como lo llamaban las mujeres de la familia, no era de arrear se ve. Santiago
Boland Moran casó con Josefa Galañena Monteros en 1891. De esa unión nacieron nueve hijos: María Luisa, casada con Luis
Choinet, suizo; Josefa, casada con Polonio Godoy; Carmen Enriqueta, quien casó con Juan Caballero; Santiago que
casó con Ramona Agüero, con quien tuvo dos hijos, y en segundas nupcias con
Semita Pereyra Soarez. María del Carmen, hija de este matrimonio, vive en
Australia y con ella estamos en contacto desde 2007. Oscar, que casó con María López, con quien tuvo tres
hijos, Dina Elfa, Oscar Orlando y María Luisa Beatriz; Héctor Argentino que
casó con Rosa Escolá, sus hijos Dina Rosa, Héctor Oscar, María Josefa y
Santiago Delfín, quien esto escribe. De los nueve hijos de Santiago Boland con
Josefa Galañena los tres últimos fueron mujeres: Olga Victoria, muerta en la
infancia; Dina Mónica, casada con Salvador Serra, sin descendencia y Beatriz
Amelia, que murió soltera.
Don
Santiago, mi abuelo, siendo ferroviario, enseñó el uso de código Morse a sus
seis hijos mayores y a su sobrino Juan, lo que les facilitó conseguir trabajo
en el ferrocarril o en empresas telefónicas. Héctor Argentino Boland, mi padre,
ingresó como mensajero en el Ferrocarril del Sud, con oficinas en lo que hoy
son las Galerías del Pacífico. Durante su servicio militar en el Ejército fue destinado como telegrafista, primero en la Casa de Gobierno y luego en la incipiente Base Aérea de
Palomar. Una vez dado de baja ingresó, como ya dije, en el ferrocarril francés
de Rosario a Puerto Belgrano. Trabajando como jefe de la estación Coronel
Falcón estaba, cuando hubo que decidir a dónde mandar a estudiar a mis hermanos.
Bahía Blanca era la ciudad más a la mano y así llegamos acá en el ’47.
Muchos son los
apellidos irlandeses en Bahía Blanca, más de cien familias, que han ido llegando
a través de empleos en el ferrocarril, o en las empresas británicas a él ligadas. Otros por la
vinculación con el campo o sus negocios, como el cinco veces intendente municipal Jorge Moore, o por los avatares del mar como John
Plunkett; pero no constituyeron un grupo inmigratorio integrado como ocurrió
con otras colectividades en la ciudad o con los mismos irlandeses en otras
poblaciones. El único intento colonizador de inmigrantes irlandeses fue en La
Vitícola a veinticinco kilómetros al norte de la ciudad por el Ferrocarril del
Sud, pero, enquistado en la línea férrea, ni siquiera se conservó en la ciudad la memoria
histórica del hecho.
Los
irlandeses se integraron rápidamente a la sociedad bahiense a través de la
colectividad británica, ya que por entonces esa era su nacionalidad. Pronto
ocuparon posiciones de responsabilidad y ejercieron su influencia en el medio
social. Se atribuye, por ejemplo, al personal irlandés del Ferrocarril
del Sud la difusión del tenis a través de los clubes de empleados
ferroviarios.
A
pesar de la cantidad de familias que reconocen origen hiberno, son más de cien,
los descendientes de irlandeses no se nuclearon como colectividad con identidad
propia, posiblemente por ser considerados británicos. Sólo a fines del siglo
XX, en los años ochenta, se reunieron a celebrar San Patricio, a tomar el té o
por el gusto de congregarse, en
encuentros más o menos periódicos.
Los
Boland del Vanguard han aportado lo suyo a la Colectividad Irlandesa en Bahía
Blanca. Mi hermana Dina Rosa fue la primera en convocar a los heredo irlandeses
en la mitad de la década del ochenta, lo que dio un impulso inicial a las
actividades de la Colectividad. El
Festiboland’99, reunión con que se conmemoró el sesquicentenario de la llegada
del Vanguard, tuvo su repercusión en el
medio bahiense. En la actualidad el gaitero de la ciudad es Enrique Boland, hijo de mi hermano Hèctor. Hay
cierta visibilidad objetiva que une al Clan con la imagen de lo irlandés.
Las armas de los Boland
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En campo de plata, un león pasante de gules, lampasado
y armado en azur. En jefe, de oro, un águila con alas desplegadas en azur. Como cimera medio león
rampante en plata.
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Santiago Boland, autor de la nota, hijo de Héctor Argentino y Rosa Escolá, nieto de Santiago Boland Morán, bisnieto de John Boland, el que bajó del Vanguard.
El apellido
O’Beollain, Bolan o Boland
El apellido Bolan o Boland, antiguamente O´Bolan es una
anglificación del apellido gaélico O´Beollain. La palabra es de origen
vikingo bjolan y significa clérigo.
La partícula O es un adverbio que indica “desde donde”; integrando un
patronímico significa “nieto de”.
En Irlanda hay dos linajes del mismo
nombre, uno en Co Sligo, Connaugh y otro en Thomond, antiguo reino que
abarcaba parte de Co Clare, en Leinster, Co Limerick y Co Tipperary en
Munster. El nombre aparace nueve veces en las Elizabethian Fiants, en la
temprana Edad Media.
Los
O’Beollain de Thomond eran Erenaghs,
señores laicos de la Iglesia de San Columbano y su sede estaba en Baile na
Beollain, pequeña villa sobre la costa oeste del Lago Dergh, en inglés
Mountshannon. Su linaje se remonta a Cormac Cas, hijo de Oilioll Ollum,
primer rey absoluto de Munster, en el siglo III DC, a través de Mahon,
hermano del Brian Ború, primer Ar Righ de Irlanda, según el Leabhar Mhuinheach.
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Los
Boland Rioplatenses
Existen al menos
dos ramas de los Boland en el Río de la Plata, que aunque suponemos
vinculadas no hemos podido aún establecer fehacientemente el nexo con los
Boland del Vanguard. Una de ellas es la de los Boland de Choele Choel. La
otra la de los Boland de Santa Cruz de la Sierra
Los
Boland o Bolan de Choele Choel, son de origen uruguayo y con ellos nos
encontramos en los años cincuenta y sesenta. Choele Choel en la provincia de
Río Negro, distan trescientos
kilómetros de Bahía Blanca. Según los datos aportados por Pedro Boland, su
padre, Don Tomás, llegó a Bahía Blanca en 1900 con una tropa de carretas,
proveniente de Fray Bentos, Río Negro, Uruguay. En 1910 se trasladó a Choele
Choel. Allí contrajo matrimonio con Hortensia Moyano, cambió carretas por
camiones, compró campos y se afincó. Sus hijos también progresaron y sus
nietos llegaron a estudiar a Bahía Blanca, al Colegio Don Bosco, donde nos
conocimos. Don Tomás y mi padre se habían
tratado circunstancialmente desde los años cincuenta. La familia se
extendió por todo el país y sus miembros han participado en el Festiboland’99
y 2003. Durante este último encuentro uno de los Bolan me entregó una copia
de la partida de nacimiento de Alejo Bolan,
hermano de Don Tomás. En ella figuran los nombres de los abuelos
Lorenzo Bolan, inglés, y Bernarda Campos argentina, ambos fallecidos. No
sabemos qué conexión nos une, pero cuando Ricardo Boland, nieto de Don Tomás,
me presenta dice mi primo, y yo hago
lo mismo. No sabemos cuál es el parentesco pero que somos parientes lo tenemos claro.
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[1] Aunque localicé a
descendientes de algún Guillermo Bolan, así, sin d final, pero no logré
verificar si se vinculan familiarmente con los Boland de Vanguard.